Examen de Conciencia

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Examinar la conciencia para pedirle a Dios perdón por los pecados cometidos es, en primer lugar, ponerse delante de Él para que su misericordia nos alcance y, tocados por el amor de Dios que perdona, nos abramos al arrepentimiento y al perdón.

El primer paso que debemos dar es ponernos en presencia de Dios para rezar con confianza al Señor, pidiéndole que nos ilumine para reconocer que Dios es misericordioso, que nos ha librado de la esclavitud del pecado por su muerte en Cruz, y así reconozcamos nuestros pecados.

Luego de esto, nos interrogamos acerca de nuestra vida y nuestros actos concretos de cada día.

5 pasos para una buena confesión

“todo fiel que haya llegado al uso de razón, está obligado a confesar fielmente sus pecados graves al menos una vez al año”. (c. 989). “para recibir el saludable remedio del sacramento de la penitencia, el fiel ha de estar dispuesto a rechazar los pecados cometidos y tener propósito de la enmienda, para así convertirse a dios” (c. 987). “la confesión individual e íntegra de los pecados con la absolución igualmente individual constituye el único modo ordinario, con el que el fiel es reconciliado con dios y con la iglesia”. Vale recordar que según el catecismo de la iglesia católica, para confesarse bien son necesarios cinco pasos:

1 — Examen de conciencia:
Es recordar los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha. Para acordarse de los pecados se aconseja repasar los mandamientos de la ley de dios, los de la santa madre de la iglesia y los deberes del propio estado. El examen debe ser cuidadoso.

2 — Dolor de los pecados:
“el acto esencial de la penitencia, por parte del penitente, es la contrición, o sea, un rechazo claro y decidido del pecado cometido, por el amor que se tiene a dios y que renace con el arrepentimiento’. No obstante, para confesarse ‘es suficiente la atrición, es decir, un arrepentimiento imperfecto, debido más al temor que al amor a dios (juan pablo ii, reo. Et paen.).
Sin embargo, el dolor de contrición es más perfecto, porque nace del amor de dios y perdona inmediatamente los pecados, si se tiene el propósito de confesarlos. En cambio, el de atrición, por nacer del temor no basta para perdonar los pecados inmediatamente, sino que es necesario confesarlos y recibir la absolución. Conviene, pues, que nos arrepintamos por amor a dios, pero también por santo temor.

3 — Propósito de la enmienda
Es una firme resolución de no volver a pecar. Tenemos verdadero propósito de la enmienda cuando estamos dispuestos a poner todos los medios necesarios para evitar el pecado y huir de las ocasiones de pecar.

4 — Decir los pecados al confesor
Debemos confesar todos los pecados mortales y conviene decir también los veniales. Se han de confesar las faltas con humildad y sencillez, manifestando los ciertos como ciertos, los dudosos como dudosos, y aquellas circunstancias que aumentan o disminuyen su gravedad. El que calla a sabiendas algún pecado mortal comete un grave sacrilegio, y no se lo perdonan los pecados confesados (para el mortal se requieren materia grave, advertencia plena y consentimiento pleno de la voluntad).

5 — Cumplir la penitencia:
Es rezar las oraciones y hacer las obras buenas que manda el confesor, para satisfacer por la pena temporal de los pecados. Y para mayor desagravio y expiración, conviene aceptar los sufrimientos cotidianos y ganar indulgencias.

Recomendaciones prácticas al confesarse

Al arrodillarse en el confesionario, puede decir: “ave maría purísima”. También se puede añadir esta jaculatoria: “señor, tu conoces todo, tú sabes que te amo”.
Puede empezar su acusación así: ‘hace tanto tiempo que no me he confesado (una semana, dos meses, un año…); y me acuso de estos pecados”: diga sus faltas de manera sencilla, clara y breve. Es preferible que comience por la que más le cuesta confesar. Escuche bien los consejos y la penitencia que le indique el confesor. Y antes de que lo absuelva, manifieste tu contrición, diciendo, por ejemplo: “Jesús, hijo de dios, apiádate de mí, que soy pecador”.
En la absolución del sacerdote, éstas son las palabras esenciales: “yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del padre, y del hijo, y del espíritu santo”. Se respondes “amen”.
terminada la confesión, agradece al señor su misericordia y cumple, lo antes posible, la penitencia impuesta. Procura también recordar y poner en práctica los consejos recibidos.
Para comulgar bien, además de estar en gracia de dios se requiere no haber comido ni bebido excepto agua y medicinas al menos desde una hora antes; y saber que en la comunión recibimos a Jesucristo Nuestro Señor.

Examen para la confesión por los mandamientos

Novena

1º mandamiento

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma y con todas tus fuerzas”

Este mandamiento nos pide que, ante todo y en todas las cosas, elevemos nuestra mirada a Dios, al Padre que nos conduce con amor providente, al Hijo que ha dado su vida por nosotros para que nosotros adquiramos vida en Él, y al Espíritu Santo, que nos conduce en la vida cristiana.

¿He pecado contra la fe poniendo en duda algunas de sus verdades? ¿He negado a Dios, a la Iglesia, a los santos o alguna otra verdad de nuestro Credo? ¿Rechacé a Dios o a la Iglesia delante de los demás? ¿Desesperé de mi salvación, o abuse de la confianza en Dios, pensando que no me abandonará o que me salvaré aún cuando lleve una vida de pecado o no me esfuerce en convertirme para alcanzar la santidad? ¿Murmure interiormente o manifesté mi rebeldía contra Dios cuando me sucedió algo malo o no recibí lo que esperaba? ¿Descuido la oración o rezo con descuido y pereza, olvidándome fácilmente de las cosas de Dios? ¿Trato de formarme cristianamente para conocerlo y amarlo más a Dios? ¿Practico la superstición a través de los horóscopos, el espiritismo, o distintos gestos que no son de la Iglesia? ¿Guardo el debido respeto y uso con devoción y fe de los objetos que manifiestan a Dios y a los santos como las estampitas, el santo Rosario, los Crucifijos y el agua bendita? ¿Participo de las reuniones que hacen las sectas?

2º mandamiento

“No tomar su nombre santo en vano”

Este mandamiento me pide sumo respeto por el nombre de Dios y todo aquello que es de Dios.

¿He blasfemado? ¿Lo hice delante de otros? ¿Hice algún voto, juramento o promesa a Dios que después no cumplí? ¿He jurado sin que fuese verdad el contenido del juramento? ¿Juré sin necesidad, sin prudencia o por cosas sin importancia? ¿Tomé a broma o utilicé para hacer chistes objetos sagrados o lo que se refiere a la religión?

3º mandamiento

“Santificar las fiestas”

¿Asisto a la santa Misa los días domingos y las fiestas de precepto? ¿Llegué tarde o participé distraídamente? ¿Impedí a los que dependen de mí, por ejemplo a mis hijos, asistir a Misa porque no los acompañé o no los ayudé a poner los medios para que concurrieran a la celebración? ¿Trabajé sin necesidad o hice trabajar a otros un día domingo, impidiéndoles la concurrencia a la santa Misa o descansar, estar en familia y poder dedicarse a la oración? ¿Dedico el día domingo a mi familia, a Dios y al crecimiento espiritual por la ración y la lectura? ¿Guardo abstinencia o realizo alguna penitencia los días viernes? ¿Sé mortificarme o hacer penitencia por el bien de los demás y para el propio crecimiento espiritual de acuerdo a las indicaciones del confesor o del padre espiritual? ¿Me confieso con la frecuencia debida? ¿Participo en la Semana Santa de las celebraciones de la Muerte y Resurrección de Jesucristo?

4º mandamiento

“Honra a tu padre y a tu madre”

Este mandamiento reclama de nosotros la obediencia debida a la autoridad, expresando en ella respeto y gratitud hacia mis padres, docentes y gobernantes en general

¿He desobedecido a mis padres? Tengo un criterio desordenado de independencia personal que me lleva a rechazar las indicaciones de mis padres sólo porque ellos me lo dicen? ¿Los entristezco con mis rebeldías y caprichos? ¿Los he insultado o les he deseado el mal? ¿He sido responsable ante mis padres o quienes me ayudan por el esfuerzo que hacen por mi educación o he perdido el tiempo y malgastado los recursos económicos que ponen a mi disposición? ¿He dejado de ayudar a mis padres, abuelos o familiares en sus situaciones de necesidad o ancianidad? ¿Soy egoísta en mi familia, peleándome con mis hermanos y familiares? ¿Estoy atento a los demás para ayudarlos? ¿Colaboro para que mi familia sea una buena familia, donde todos crecemos en la ayuda mutua y corrección fraterna? ¿He dado mal ejemplo? ¿Exasperé a mis hijos con mis palabras, ejemplos o reclamos arbitrarios e infundados? ¿Amenacé a mis hijos, los golpeé o amenacé de alguna manera? ¿Me ocupo de la educación de mis hijos? ¿Los educo en la fe con mi palabra y mi ejemplo? ¿Estoy atento a las necesidades de mis hijos, sé donde están y cuido de sus compañías, salidas y diversiones?

5º mandamiento

“No matarás”

¿Procuro evitar la enemistad, el odio o el rencor hacia los demás? ¿Dejé de hablar o saludar a alguien y me niego a la reconciliación o no hago nada para lograrla? ¿Me alegro del mal del otro o me entristezco de su bien? ¿Me dejo llevar por la ira, el fastidio o la rabia hacia los demás? ¿Me burlé, critiqué, murmuré de los otros? ¿Soy imprudente cuando conduzco, o no respeto las normas de tránsito? ¿He maltratado de palabra, o de obra a los demás? ¿Soy maleducado o grosero para tratar a ciertas personas? ¿He llegado a herir o a quitar la vida del prójimo? ¿He practicado o colaborado en un acto de aborto? ¿Recomendé a abortar sabiendo que es un pecado muy grave y que lleva consigo la pena de excomunión? ¿Cuido de mi salud y la de aquellos que están a mi cargo? ¿Cómo o bebo de modo excesivo poniendo en peligro cierto a mi salud? ¿He consumido drogas? ¿Escandalicé a otras personas con mis actitudes, con mis palabras o bromas, o por falta de pudor o invitándolos a espectáculos o lecturas que hacen daño? ¿He sido negligente al hacer mi trabajo o dejé de hacer aquello que debía, y que de alguna manera puede ocasionar un daño a la persona o a su misma muerte?

6º mandamiento

“No realizarás actos impuros”

¿Utilicé el don de Dios para comunicar el amor que constituye la sexualidad para la búsqueda egoísta del propio placer? ¿Me entretuve en pensamientos impuros, los deseé o entretuve la imaginación o mirada en ellos? ¿Es mi noviazgo serio y responsable como búsqueda de la maduración en el amor para formar una familia, o hay en ello una búsqueda egoísta de placer? ¿Soy fiel? ¿He tenido relaciones prematrimoniales o extramatrimoniales? ¿Busco conocer y crecer en las virtudes que me ayudan a vivir la castidad, la fidelidad y a respetar a las personas en su dimensión sexual? ¿He utilizado contraceptivos para evitar el embarazo? ¿He permitido una esterilización para no tener más hijos?

7º mandamiento

“No robarás”

¿Robé dinero o algún objeto? ¿Ayudé para que otros robaran? ¿Han sido objetos de valor o una suma importante de dinero? ¿Me han prestado algo que no he devuelto? ¿Perjudiqué a otros con engaños o trampas en los contratos? ¿He cobrado más de lo debido? ¿Gasté más de lo que me es posible hacerlo? ¿He cumplido responsablemente con mi trabajo, ganando con justicia lo que se me pagó? ¿Retengo o retraso indebidamente el pago de jornales o sueldo? ¿Retribuyo con justicia el trabajo de los demás? ¿Cumplo con las leyes sociales? ¿Pago mis impuestos? Teniendo a cargo tareas de gestión y servicios públicos, ¿acepté dinero para favorecer un trámite? ¿Hice favoritismos en la elección de personas? ¿He prestado mi apoyo o guardé silencio frente a delitos, inmoralidades, coimas y otros abusos en la función pública o en la acción política? ¿Gasté el dinero en cosas superfluas, como el juego, la bebida, o gustos personales, desatendiendo a mi familia y mis otras responsabilidades? ¿Dejo una limosna para sostener el culto de la Iglesia en la medida de mis posibilidades?

8º mandamiento

“No levantarás falso testimonio ni mentirás”

Este mandamiento nos exige ser sinceros con los demás, conmigo mismo y que mi palabra siempre exprese la verdad.

¿Mentí? ¿Miento habitualmente en cosas sin importancia, para quedar bien o para solucionar situaciones? ¿Descubrí indebidamente defectos de otras personas? ¿Mentí acerca de defectos o presuntas acciones malas de otro para desacreditarlo? ¿He dejado de defender al prójimo cuando correspondía? ¿Hice juicios temerarios, murmuré o hablé mal de los demás? ¿He revelado secretos? ¿Dije aquello que me fue confiado en el ejercicio de mi profesión o trabajo? ¿Desvirtué la información para provecho personal o por otros intereses? ¿Reparé el daño que se siguió a mis revelaciones? ¿Escuché conversaciones ajenas? ¿Puse en práctica la corrección fraterna aún cuando me era difícil?

9º mandamiento

“No desearás la mujer de tu prójimo”

¿Puse mi mirada o deseo en otra persona? ¿No fui fiel aún interiormente a la alianza celebrada con mi mujer o mi esposo? ¿Tengo amistades que son ocasión habitual de pecado? ¿No pongo remedio a situaciones o compañías que son causa de pecado? ¿Busco provocar con falta de pudor a otras personas? ¿Tengo actitudes de seducción?

10º mandamiento

“No codiciarás los bienes ajenos”

¿Busco enriquecerme indebidamente? ¿Me da envidia lo que otros poseen? ¿Trato de perjudicar a los demás en sus cosas? ¿Quisiera tener lo que el otro tiene, sin aceptar lo que poseo para mi bien y el de mi familia? ¿Tengo un espíritu de lucro desordenado? ¿Pretendo adquirir bienes o dinero inmediatamente, aún recurriendo a medios ilícitos o inmorales?

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