Esta preciada devoción se basa en el mensaje de Jesucristo en sus apariciones a Santa Margarita María de Alacoque en la segunda mitad del siglo diecisiete. Su vida fue una sinfonía al Amor de Dios, a la obediencia, a la sencillez y particularmente a un profundo amor al Santisimo Sacramento, Jesús
Señalando su corazón, Jesús dijo: “Mira este corazón que tanto ha amado a la humanidad y a cambio no recibe de ellos más que deshonor y desprecio. Tú, al menos, ámame”. “Te constituyo heredera de Mi Corazón y de todos Mis tesoros”.
Sabemos que el corazón es símbolo de amor, de afecto, de cariño. Y más aún, el corazón de Jesús significa amor en su máxima expresión; no es un amor indiferente, de palabras nada más; significa amor hecho obras; significa impulso generoso al sacrificio de sí mismo hasta la muerte.
En sus revelaciones a Santa Margarita María, Jesús dio a conocer sus promesas para los devotos de su Sagrado Corazón
Las condiciones para ganar esta Gracia son tres:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma
consecutiva y sin ninguna interrupción.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Las 12 Promesas
1. "Les daré las Gracias necesarias a su estado”
2. "Pondré Paz en sus familias”
3. “Les consolaré en sus penas”
4. “Seré su Refugio seguro durante la vida, sobre todo en la hora de la muerte"
5. "Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas"
6. "Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada"
7. "Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de la Misericordia"
8. "Las almas tibias se volverán fervorosas"
9. “Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección"
10. "Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazón más empedernidos"
11. “Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en Mi Corazón, y jamás será borrado de El"
12. “Les prometo en el exceso de Mi Misericordia, que Mi Amor Todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por 9 primeros viernes consecutivos. la Gracia de la perseverancia final; no morirán sin Mi Gracia, ni sin la recepción de los Santos Sacramentos. Mi corazón será su Santo Refugio en aquel momento supremo”
Oh Corazón de Jesús!
Quiero consagrarme a ti con todo el fervor de mi espíritu.
Sobre el ara del altar en que te inmolas por mi amor,
deposito todo mi ser;
mi cuerpo que respetaré como templo en que tú habitas;
mi alma que cultivaré como jardín en que te recreas;
mis sentidos, que guardaré como puertas de tentación;
mis potencias, que abriré a las inspiraciones de tu gracia;
mis pensamientos, que apartaré de las ilusiones del mundo;
mis deseos, que pondré en la felicidad del Paraíso;
mis virtudes que florecerán a la sombra de tu protección;
mis pasiones, que se someterán al freno de tus mandamientos;
y hasta mis pecados, que detestaré mientras haya odio en mi pecho,
y que lloraré sin cesar mientras haya lágrimas en mis ojos.
Mi corazón quiere desde hoy ser para siempre todo tuyo,
así como tú, ¡oh Corazón divino! has querido ser siempre todo mío.
Tuyo todo, tuyo siempre;
no más culpas, no más tibieza.
Yo te serviré por los que te ofenden;
pensaré en ti por los que te olvidan;
te amaré por los que te odian;
y rogaré y gemiré,
y me sacrificaré por los que te blasfeman sin conocerte.
Tú, que penetras los corazones,
y sabes la sinceridad de mi deseo,
comunícame aquella gracia que hace al débil omnipotente,
dame el triunfo del valor en las batallas de la tierra,
y cíñeme la oliva de la paz en las mansiones de la gloria.
Amén.
Meditación: Oh Señor, casi no te reconozco, ¿por qué he sido tan cruel contigo, si eres El Cristo?. Estás encarnizado, eres una llaga viva, te han flagelado…y te han vestido de rey de burlas, envuelto en un manto púrpura. Perdón, perdón Jesús porque yo te puse ahí.Â…estas desfigurado, tan sólo Tu hermosa y tierna Mirada apacigua la vergüenza de mi alma. Ojos tristes sí, ojos tristes de mi Jesús que ven lo que soy, lo que fui y todo lo que seré. Pero Tú, Señor, lo haces para darme, darme el perdón, darme Tu Amor y regalarme la Vida con Tu agonía.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Ofrezcamos un sacrificio al Señor haciendo algo que sea de Su agrado, pero que nos cueste, recordando que “tu mano derecha no debe saber lo que hace tu mano izquierda”.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.